CAPÍTULO II: LA RECEPCIÓN Y EL VESTIDO DE LOS HERMANOS

Si alguno, queriendo por inspiración divina tomar esta vida, viene a nuestros hermanos, sea recibido benignamente por ellos. Y si está decidido a tomar nuestra vida, guárdense mucho los hermanos de involucrarse en sus negocios temporales, y preséntenlo a su ministro cuanto antes puedan. El ministro, por su parte, recíbalo benignamente y confórtelo y expóngale diligentemente el tenor de nuestra vida. Hecho lo cual, el susodicho candidato, si quiere y puede espiritualmente y sin impedimento, venda todas sus cosas y aplíquese con empeño a distribuirlas todas a los pobres. Guárdense los hermanos y el ministro de los hermanos de involucrarse en absoluto en sus negocios; y no reciban dinero alguno ni por sí mismos ni por medio de persona interpuesta. Sin embargo, si se encuentran en necesidad, pueden los hermanos recibir, como los demás pobres, las cosas necesarias al cuerpo, exceptuado el dinero. Y cuando el candidato sea recibido, el Ministro General concédale para un año las ropas del tiempo de Noviciado, a saber, una túnica sin capucha, y el cordón. Y finalizado el año y término del Noviciado, sea recibido a la obediencia o profesión temporal. Después no le será lícito entrar en otra religión, ni «vagar fuera de la obediencia», conforme al mandato del Evangelio; porque nadie que pone la mano al arado y que mira atrás, es apto para el reino de Dios (Lc 9,62). Y si viniera alguno que no puede dar sus bienes sin impedimento, pero tiene voluntad espiritual, que los deje y le basta.

 

Mas los otros hermanos, los que ya prometieron obediencia, tengan una túnica con capucha, esclavina y cordón. Y todos los hermanos vístanse de ropas sencillas; porque dice el Señor en el Evangelio: Los que visten de ropa preciosa y viven en delicias y los que se visten con vestidos muelles, en las casas de los reyes están (Lc 7,25; Mt 11,8). Y aunque se les llame hipócritas, no cesen, sin embargo, de obrar bien, y no busquen vestidos caros en este siglo, para que puedan tener un vestido en el Reino de los Cielos.